jueves, 22 de septiembre de 2011

Testimonio de ex-sacerdote católico


Ese domingo me tocaba a mí predicar durante las misas del día. En la noche anterior había, como de costumbre, escuchado el programa: “La Hora de la Decisión” de Billy Graham, en HCJB. A menudo este programa me había sido de gran ayuda para la preparación de la prédica del día siguiente.

Había escogido el tema: “La hipocresía religiosa,” valiéndome de estos versículos de la Biblia: “No todo el que me dice: Señor! Señor! entrará en el reino de los cielos: mas el que hiciere la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor! Señor! no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre lanzamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces, les protestaré: ¡nunca os conocí; apartaos de mi, obradores de maldad!‘ (Mateo 7:21 -23).
Conocía un poco a mis feligreses. Quería llamarles la atención sobre esta manía que todos tenían de vanagloriarse de todo lo que hacían, olvidando seguramente que estas buenas obras disimulaban un corazón podrido. Les iba a hacer recuerdo de eso. Y, a medida que iba hablando sentía sin embargo que la Palabra de Dios se me volvía contra mi mismo, tal como una pelota de ping-pong.
Es curioso cómo el espíritu del hombre puede, en unos segundos, construir todo un andamio de ideas que necesitarían centenares de palabras y muchas horas tal vez para describirlas. Es así como, mientras predicaba mi sermón a los feligreses, otra Persona me estaba hablando a mi corazón, haciéndome un sermón que nunca jamás iba a olvidar, un sermón adaptado exactamente a mi situación, y a mi caso.
Yo pensaba que, porque era sacerdote y religioso, era mejor que todos estos que me escuchaban. Sin embargo, oía bien claramente la Palabra de Dios resonar en mi corazón: “¡Nunca te conocí, José!” Me apuré en defenderme, aportando varios argumentos: “¿Cómo es posible, Dios mío, que no me vas a conocer a mí que soy tu sacerdote, tu religioso? Mira todos los sacrificios que he hecho hasta la fecha: estudios durante años, separación de los queridos parientes míos, de mi patria; los votos de pobreza, de castidad y de obediencia, con los cuales te ofrecí todo derecho mío a poseer, a tener familia, a dirigir mi vida… y todo eso con el fin de servirte mejor… ¿Cómo me vas a decir que no me conoces? – Considera pues, te lo ruego, todos los sufrimientos que he padecido durante muchos años de vida de misionero, el hambre, la miseria, las lágrimas; se cuentan por centenares los que he bautizado, por millares los que he absuelto de sus pecados en tu nombre; son sinnúmero las almas consoladas con el ministerio de tu Palabra, las que estaban descorazonadas, humilladas y deprimidas… Yo también, ¡cuántas veces he sufrido del frío, de la soledad, de las ingratitudes de los hombres, del desprecio y de las amenazas! ¡Estaba en todo tiempo dispuesto a dar mi vida por Ti!..” Y quería seguir añadiendo más y más argumentos delante de Dios. Pero era inútil. Cuanto más argumentos presentaba, más fuerte era la voz que me gritaba dentro de mi alma: “¡Nunca te conocí! – ¡Apártate de mí, obrador de maldad!”
¡No podía creerlo! Me sentí vacío, totalmente desnudo delante de Dios. Este pecado que trataba de ocultar de los ojos de Dios por medio de mis buenas obras, Dios lo veía, sucio, hediondo y feo. Yo también lo veía así ahora, y comprendía por que Dios no me iba a conocer. No encontré ningún otro argumento para presentar; las lágrimas me impidieron continuar mi sermón. Deprimido frente a esta terrible frustración de toda mi vida, veía con toda su fealdad mis propios pecados y la condenación de Dios. Los feligreses pensaban que había sido el mejor sermón de mi vida. No sabían que mis lágrimas provenían, no de lo que yo les decía, sino más bien de lo que el Espíritu Santo me decía a mí dentro de mi corazón.
Me escapé dentro de mi oficina. Allí, de rodillas, esperé que se calmara un poco la tempestad. ¿A donde iba a refugiarme ahora? – ¿Tal vez en mi teología? Pero sabía muy bien que esta misma teología que antes parecía tan fuerte e inconmovible, ahora estaba desgarrándose a pedazos por los numerosos cambios que empezaban a establecerse. ¿A dónde iba a ir para recibir consuelo y fortaleza? – ¿A mis amigos? Pero estaban ellos mismos en la misma situación que la mía: inciertos, inquietos, y temerosos del infierno. Entonces me quedaba refugiarme en mí mismo. ¡No! ¡Imposible! Me veía como un trapo de inmundicia, más muerto que vivo. Es así como Dios mismo me describe todo lo que yo había tratado de hacer para merecer el cielo: ¡Trapo de inmundicia! (Isaías 64:5). El anonadamiento del hombre es la oportunidad de Dios.
Jesús se queda a la puerta
Es en este estado de completo anonadamiento mío Dios se aprovechó para aplicar a mi alma todas Sus Palabras que me habían venido por medio de la HCJB. “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe” (Efesios 2:8-9). Es allí cuando comprendí por qué Dios me había antes rechazado. Quería yo salvarme por mí mismo, por mis obras; mientras que Dios quería salvarme por gracia. Dios me había provisto de Otro para ser castigado en mi lugar.
Este Otro se había ya encargado de todo el cargamento de mis pecados, y había sufrido el castigo merecido por mis pecados. Este Otro era el Señor Jesucristo. Es Él quién murió en la Cruz por los pecados míos. Con razón me estaba invitando a venir a Él: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, que yo os haré descansar” (Mateo 11:28). Comprendí que yo también debía ir a Jesús si quería lograr el descanso y la paz que buscaba. Y como un ciego que presiente la presencia de alguien, tuve ganas de gritar: “Pero Jesús, ¿dónde estás?” Pero antes de que esta pregunta se me saliera de la boca, otra palabra de Dios me vino a la memoria: “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oyere mi voz y abriere la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo” (Apocalipsis 3:20).
He abierto la puerta
Ahora sabía donde estaba el Señor Jesús. No era tan lejos de lo que yo pensaba. Y me apuré en invitarle adentro: “Ven, Jesús mío, entra en mi corazón, sea el Maestro de mi vida, ¡oh Salvador bien amado!” – Y Jesús entró en mi corazón. Soy salvo. Fue a partir de aquel momento que, no solamente mis pecados habían sido perdonados, sino también que Dios me los había quitado totalmente de encima; salvo por la gracia de Dios, hecho Su hijo para siempre, con esta Vida Eterna que Él me había comunicado.
Tomado de “Testimonio de Joseph Tremblay”

Guía para aprender a perdonar


Traición. Rechazo. Condena. Nadie pide ese trato, pero pocos están a salvo de recibir algunas heridas en la vida. Las circunstancias que requieren de perdón no están, por lo general, en nuestros planes. Pero, para obedecer fielmente a Cristo, tenemos que aprender a decir: “Te perdono”. La siguiente “guía” no es exhaustiva. Pero los consejos, las citas y los relatos recogidos aquí proporcionarán orientación en cuanto a la difícil orden del Señor de perdonar, no importa cuál sea la ofensa.
Mientras observaba a mis hijos jugar en un parque cerca de nuestra casa, se desarrolló un curioso drama entre dos mujeres y sus hijos.
Una mujer sostenía la mano de su hijo. La otra, más alterada, agarraba el codo del suyo. Ambos niños estaban con el ceño fruncido, con el mentón hacia fuera y las manos metidas en los bolsillos.
“Él dijo que lo sentía”, dijo la segunda madre. “Ahora dile tú: ‘Te perdono’, y dense la mano”. Ninguno de los dos se miraba a los ojos. Durante el silencio, la frustrada mamá comenzó a amenazar alteradamente a su hijo hasta que éste pronunció una o dos palabras. Aliviada, esta mamá los envió de nuevo al parque, y luego se lamentó con su amiga sobre la dificultad de llegar a los corazones de sus hijos. “Sé que el necesitaba hacerlo”, suspiró, “pero si no lo hizo de corazón, ¿qué sentido tiene?”
Era una pregunta válida. Después de todo, el “te perdono” que dijo su hijo era tan sincero como el “lo siento” de la respuesta del otro. Este incidente me recordó que saber que hay que perdonar no es la parte difícil; perdonar de verdad, sí que lo es. El punto, después de todo, es la reconciliación —la comunión restaurada y la herida sanada— que resulta de la práctica de esta disciplina. Al final, el perdón cambia más a quien perdona que al perdonado.
Esto es así, porque el perdón nos obliga a reconocer nuestra impotencia, y a confiar en la justicia de Dios. El niño que se resistía a perdonar sabía instintivamente que la debilidad no es, por lo general, considerada una virtud. Buscar la venganza nos hace sentir fuertes. Perdonar, por el contrario, reconoce que es posible que no recibamos la “justicia” que pensamos que merecíamos.
El cambio también se debe a que el perdón crea un espacio para la comunión restaurada. Renunciar a nuestro reclamo contra el ofensor nos lleva de la debilidad a la fortaleza, ya que invitamos a la paz del Espíritu Santo a restaurar nuestra relación con Dios y el prójimo. Negar el perdón, en cambio, rompe la comunión no solo con nuestro adversario, sino también con nuestro Padre celestial (Mr 11.25).
Un rato después, mientras mis hijos y yo dejábamos el parque, vi que los niños estaban jugando otra vez. Sonreían y reían como si nada hubiera sucedido. Aunque el proceso no siempre se vuelve tan fácil, el perdonar —y recibir perdón— había hecho un espacio para su amistad.
La mayoría de las personas sufren heridas mucho más profundas que las del caso del parque. Los obstáculos para perdonar serán mucho más grandes, y el costo mucho más alto. Pero el punto sigue siendo el mismo: cuando perdonamos, hacemos posible que una relación se renueve, si no con la persona que perdonamos, entonces con la Persona que nos ha perdonado.
Consejo 1: perdone y recuerde
Por lo general, ponemos juntas las palabras “perdonar” y “olvidar”, pero para perdonar de verdad, tenemos que recordar. El apóstol Pablo dice que nuestro deber de perdonar a los demás depende de recordar el perdón que recibimos de Dios. “De la manera que Cristo os perdonó”, escribe, “así también hacedlo vosotros” (Col 3.13). No solo debemos recordar que Dios nos perdona, sino también imitar cómo Él lo hace: con misericordia, con generosidad, y por completo.
Podemos sentirnos tentados a mantener un “registro de agravios”, pero el amor impide eso (1 Co 13.5). El mundo incrédulo tiende a alimentar rencores contra quienes nos han causado algún mal, pero como seguidores de Cristo, perdonamos con generosidad sin esperar nada a cambio.
Aplicación: Perdone por completo, haga borrón y cuenta nueva. Perdonar no significa olvidar la ofensa. Después de todo, usted es humano, y no puede olvidar totalmente. Peor aun, pretender que nunca sucedió nada malo, impide que haya sanidad. Cuando recuerde la falta cometida contra usted, véala como una oportunidad para recordar la gracia de Dios para con usted, y por medio de usted para con el ofensor.
Consejo 2: no se limite a decir unas simples palabras
Desde la perspectiva cristiana, el perdón requiere mucho más de nosotros que unas breves palabras. El escritor Thomas Watson dio una respuesta sorprendente a la pregunta: ¿Qué es el perdón? Él escribió: “Perdonamos cuando luchamos contra todo pensamiento de venganza; cuando no pensamos hacer ninguna mala jugada a nuestros enemigos, sino que les deseamos lo mejor, nos afligimos por sus calamidades, oramos por ellos, buscamos la reconciliación con ellos, y nos mostramos listos todo el tiempo para aliviarlos”. En otras palabras, el perdón requiere de una acción misericordiosa interior antes de que podamos llevar a cabo una acción misericordiosa exterior (véase el consejo no. 4). Gran parte de este trabajo interior puede hacerse sin el conocimiento del ofensor. La frase de Watson “luchar contra”, reconoce lo extenuante que puede llegar a ser el perdón, exigiéndonos que nos opongamos de forma activa y enérgica a la inclinación natural de agredir física o verbalmente a la otra persona, o de retirarle nuestro afecto.
Aplicación: Evite atacar a los demás o apartarse de ellos, y busque oportunidades para celebrar los triunfos de su ofensor. No se alegre cuando esta persona sufra, sino acompáñela en su aflicción. Trate de “aliviar” sinceramente a esa persona, y busque el momento adecuado para la reconciliación. Todo este trabajo del corazón le permitirá a usted, cuando llegue el momento, ofrecer un perdón auténtico.
Consejo 3: Comience con poco
Practique el perdonar a otros por sus pequeñas faltas a lo largo de cada día, tales como que otro conductor se le adelante en el tráfico quitándole su derecho en la vía, o que reciba una ofensa no intencional. Si lo hace, eso transformará poco a poco su corazón con el tiempo, haciendo posible que perdone a otros cuando surjan conflictos más grandes y más serios.
Consejo no.4: EVITE guardar Rencor
Podríamos tener la tentación de no hacer caso a la falta cometida contra nosotros, asumiendo la responsabilidad total o parcial. Frases como: “probablemente me lo merecía”, o “tiene que haber sido cosa de los dos”, puede ocultar los sentimientos reales. Este falso proceder parece ser sabio, pero sepultar el dolor planta semillas que producen después un fruto amargo.
Aplicación: Cuando usted reciba un agravio, busque la oportunidad de hacer algo en bien del ofensor. Orar por el ofensor es un buen comienzo. Hacer esta obra de amor y misericordia hará más fácil desarraigar el resentimiento.
Consejo 5: BUSQUE MISERICORDIA MÁs que justicia
En nuestra cultura, que aplaude la venganza antes que la misericordia, la idea de la justicia bíblica se les escapa a muchos, incluyendo a los cristianos. Algunas personas utilizan frases como: “el castigo debe ser proporcional al delito”, y concluyen falsamente que la justicia y la misericordia no pueden coexistir. Estas personas ignoran la estrecha conexión que debe haber entre ambas, como lo ilustra la Biblia mediante expresiones de profundo perdón cuando pudo haberse hecho “justicia” mediante la violencia.
Pensemos en José (véase Gn 37, 39–47). Imaginemos su historia contada dentro de las normas culturales de hoy. En vez de perdonar a sus hermanos, José habría ejecutado su largamente esperada venganza por medio de una cruel venganza o de una larga batalla legal. Esto puede sonar ridículo a nuestros oídos, pero las películas y los libros (las “biblias” del mundo de hoy) cuentan historias semejantes todo el tiempo. ¡Cuánto más grande y más conmovedora es la historia del José real! Él prefirió perdonar cuando nadie le habría negado su derecho de vengarse.
Aplicación: ¿No le ofrece su vida oportunidades semejantes para perdonar? Un compañero de trabajo exagera sus logros, y recibe un ascenso que debió haber sido de usted. Alguien traiciona su confianza, y le hace perder a un amigo. Un cónyuge miente, poniendo en peligro el matrimonio y la familia. No importa qué tan problemático pueda ser el caso, deje que Dios le revele la manera de cómo la misericordia y la justicia pueden combinarse.

Consejo 6: perdone a sus enemigos
En la mañana del 2 de octubre de 2006, Charles Roberts entró en una escuela Amish de Nickel Mines, Pensilvania. Un poco más de media hora después, cinco niñas estaban muertas, cinco más heridas, y la paz de la comunidad hecha añicos para siempre.
Sin embargo, el mismo día, mientras que los cuerpos seguían sin enterrar, se escuchó decir a un abuelo Amish a sus parientes jóvenes: “No debemos pensar mal de este hombre”. Roberts se había quitado la vida durante la crisis, y en los días que siguieron, la comunidad trató con misericordia y perdón a su familia, asombrando al mundo por su benignidad.
La respuesta Amish de misericordia y perdón fue extraordinaria por su singularidad en un mundo fascinado por la justicia. Uno de los autores del libro Amish Grace (La misericordia de los Amish), Donald Kraybill, descubrió que la respuesta no era sorprendente sino natural. Dice que el perdón está entretejido en la cultura Amish. Su vida comunitaria exige un espíritu de perdón, y por eso lo practican como un estilo de vida, cultivándolo, como lo requiere la Biblia.
No todas las personas tienen un enemigo, es decir, a alguien que las haya agraviado continuamente, con malicia, sin pensar en el bienestar de ellas. Si usted tiene un enemigo, la obra del perdón comienza con una oración para recordar la gracia de Dios hacia usted. Una de las tareas del Espíritu Santo es “convencer al mundo de pecado, de justicia y de juicio” (Jn 16.8). Solo Él puede producir el cambio de corazón necesario para que podamos ver nuestro pecado, reconocer la justicia de Cristo, y ver que el juicio le pertenece a Dios.
Aplicación: La mayoría de nosotros no tenemos enemigos, pero debemos preparar nuestros corazones para el duro trabajo de perdonar. Pídale a Dios que le muestre su propio pecado, y le recuerde su gracia. Y así, el día que sea lastimado, busque a su ofensor y, con la conciencia de sus propias fallas, le pida perdón. Ore por el bienestar de esa persona, no solo para que vea el error que cometió, sino también para que Dios la proteja y prospere. Apresúrese a brindar misericordia, deje la justicia en manos de Dios, y asegúrese de no permitir que el resentimiento halle terreno fértil en usted.
por James Cain

Profecías falsas de los Testigos de Jehová


Los Testigos de Jehová tienen por qué sentirse completamente frustrados, aun abochornados.   ¡Tantas profecías fracasadas; tantas palabras caídas a tierra! ¡Tanto esperar en vano lo anunciado por los dirigentes de la Sociedad en Brooklyn (E.U.)!  No obstante, siguen predicando con ahínco su mensaje del reino y  vendiendo “La Atalaya” y “Despertad” como si no hubiera pasado nada.
Debieran enfrentarse valiente y honestamente los hechos irrefutables.  Su organización ha fallado repetidas veces al pronunciar profecías sobre el reino, el tiempo del fin, Armagedón y el Milenio.  Para ellos, el tiempo ya lo ha dicho todo.  Con presunción hablaron los Testigos, pues no aconteció lo que profetizaron.  “Si el profeta hablare en nombre de Jehová, y no se cumpliera lo que dijo, ni aconteciere, es palabra que Jehová no ha hablado; con presunción la habló el tal profeta; no tengas temor de él” (Deuteronomio 18:22).

“OTOÑO de 1975”
Escribió algún dirigente de los Testigos.  (¿Knorr?  ¿Franz?  No se sabe cuál de ellos pues no firman sus escritos.) : “Según esta cronología bíblica fidedigna seis mil años desde la creación del hombre terminarían en 1975, y el séptimo período de mil años de la historia humana comenzaría en el otoño de 1975” (“Vida eterna, en libertad de los hijos de Dios”, Pág. 29, publicado en 1966 por la Sociedad Watch Tower Bible and  Tract).
En la tabla de fechas presentada en las páginas 31-35 del mismo libro se señala el año 1975 con la explicación siguiente: “Fin del sexto día de 1,000 años de la existencia del hombre (temprano en el otoño)”.  La próxima fecha que aparece en la tabla es el año 2975 y de ella se dice: “Fin del séptimo día de 1,000 años de la existencia del hombre (temprano en el otoño)”.  Para otras declaraciones proféticas sobre 1975 véase la “Despertad” del 8 de Oct. de 1966 y “La Atalaya” del 1 de mayo de 1968.
La doctrina actual  de la Sociedad de los Testigos es que el séptimo período de 1,000 años es el milenio, o sea, la época de mil años a la cual se alude en Apocalipsis 20:1-10.  También ha enseñado que la batalla de Armagedón se daría en los días previos al comienzo del milenio.  En el referido conflicto global la Iglesia Católica quedaría destruida junto con todas las demás sectas de la cristiandad y los poderes políticos.
Según sus profecías, a lo menos cuatro acontecimientos estremecedores debieran de haber tomado lugar en 1975, son a saber:
1. La batalla de Armagedón.
2. La aniquilación de la Iglesia Católica Romana y de las demás iglesias opuestas a la obra de los Testigos.
3. La destrucción de los poderes políticos.
4. El comienzo del milenio en la tierra.

¡Ninguno de estos acontecimientos ocurrió!  ¡Ni siquiera uno!  ¡Nada en 1975 para los Testigos!  Sus ancianos, vice-presidentes y presidente quedan una vez más desacreditados.  La Iglesia Católica sigue en pie; también las demás iglesias.  Los poderes políticos permanecen.  Y, ¿los Testigos?  Pues, ¡helos ahí en las calles aun vendiendo “La Atalaya” y “Despertad”!  Dicen que son esclavos y se lo creemos.  Sí, son esclavos, esclavos de la junta dictatorial que desde Brooklyn gobierna la Sociedad.  Es más: son víctimas de un buen lavado de cerebro administrado hábilmente por dicha junta.

Hundiéndose, se agarran de una cuerda roto.  Dicen que Adán fue creado en septiembre del 4026 antes de Cristo.  Después Eva fue creada, pero no se sabe cuanto tiempo después.  Si fue seis meses después, entonces el milenio comenzaría en marzo de 1976; si un año después, el milenio comenzaría en el otoño de 1976,  Así razonan.  Sin embargo, antes de encontrarse en el impasse creado por sus profecías en cuanto a 1975, habían afirmado que Eva también había sido creada en el 4026 (“La Atalaya”, 1 de mayo de 1968; “Despertad”, 8 de oct. de 1968; “El propósito de Dios”, Pág. 51, 1974).  Además, si el milenio terminaría, como se señala en la tabla de fechas dada en el libro “Vida eterna”, en el otoño del 2975 tendría que haber empezado en el otoño de 1975.  De otro modo, no se completarían los mil años en 2975.  Quiere decir que, según la cronología de los Testigos, Armagedón debiera haber pasado ya y el milenio debiera haber empezado.  No hay escapatoria para ellos.  El laberinto de sus propias doctrinas los enreda y los traiciona.

¡A los Testigos se les acabó el tiempo!  Dígaselo usted, lector.  ¡Que sean humildes y honestos!  ¡Que lo admitan!  Que no pueden tapar el cielo con un dedo ni pueden ocultar sus fracasos con más subterfugios, negaciones y nuevas profecías.

HISTORIA de PROFECÍAS  FRACASADAS
Los que estamos al tanto de la historia de los Testigos sabemos que la secta se originó con la promulgación de un sistema de doctrinas basadas principalmente en fechas, tiempos y profecías.  La vida de la secta, como también su impulso evangelístico, se deriva de sus creencias sobre el cumplimiento de los tiempos y las profecías.  Cabe preguntar cuánto tiempo más podrá sobrevivir la Sociedad  de los Testigos ya que su alimentación a través de los años ha sido, de continuo, la de profecías muertas y esperanzas frustradas.  Si usted, estimado lector, considera las siguientes profecías y declaraciones de los Testigos no le asombrará el que sus predicciones sobre 1975 no se cumplieran.  Su historia es una de numerosas profecías fracasadas.
1877   “El fin del mundo, es decir, el fin de la época del evangelio y el comienzo de la edad milenial, es más cercano de lo que suponen la mayoría de los hombres.  De hecho, ya hemos entrado en el período de transición el cual será  ‘tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces’ (Daniel 12:1)”.  (Russell, “Tres mundos, y La cosecha de este mundo”, Pág. 17).
1889  Pues, no se sorprendan cuando, en    capítulos subsiguientes, presentemos pruebas de que ya ha comenzado el establecimiento del reino de Dios el cual, según señala la profecía, empezaría a ejercer   poder en 1878, y de que ‘la batalla de aquel   gran día del Dios Todopoderoso’, la cual  terminaría en 1914 cuando hayan sido derribados los gobiernos actuales de la tierra, ya ha comenzado” (“El tiempo se acerca”, Pág. 101).

Errores y contradicciones
1. El reino de Dios no fue establecido en 1878 sino en el año 33.  Marcos 9:1; Mateo 16:28; Colosenses 1:13.
2. Charles Taze Russell, el fundador de los Testigos, profetizó que Armagedón terminaría en 1914.  Cuando no aconteció, los Testigos cambiaron la fecha, su última predicción siendo para el otoño de 1975.
3. Los gobiernos no fueron derribados en 1914, ¡ni tampoco en 1975!
1894 “No vemos por qué cambiar las fechas.  No podríamos cambiarlas aunque quisiéramos.  Creemos que son las fechas de Dios, no las nuestras.  Tenga presente el que 1914 no es el principio sino el fin del tiempo de angustia” (Russell, “La Atalaya de Sión”, 15 de julio de 1894).
Comentarios: Nótese la confianza con que escribe Russell sobre “las fechas de Dios” y el énfasis sobre la terminación de todo en 1914.  Dice Cristo: “No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad” (Hechos 1:7).  “En su sola potestad”, no en la de Russell y los Testigos.
1904  “Según nuestras expectaciones,           pronto, entre 1910-1912, nos sobrevendrán las tensiones del gran tiempo de angustia, culminando al finalizarse los ‘tiempos de los gentiles’ en octubre de 1914” (Russell, “La Creación Nueva”, 1904).
1914  “Aunque es posible que comience        Armagedón en la primavera del añoentrante decir exactamente cuándo, sería mera especulación” (Russell, Reimpresiones de“La Atalaya, VI, 1 de Sept. De 1914, Pág.5527).
Comentarios: ¿Comenzó Armagedón en 1915?  ¡De modo alguno!  ¡Ni tampoco en 1975!  Cabe preguntar por qué rechazaron los Testigos la cronología de Russell.  El dijo que las fechas eran de Dios.
1915  “La batalla de Armagedón, para la cual está abriendo paso esta guerra. . .  significará  la derrota total y eterna del mal y el establecimiento del reino justo del Mesías. . .”  (Russell, Reimpresiones de “La Atalaya”, VI, Pág. 5659).
Comentarios: La guerra a la cual se alude Russell era la primera guerra mundial.  Esta no abrió paso a Armagedón ni fue establecido el reino milenial después de la guerra.  ¡No hay tal cosa como el reino milenial!  Si quiere leer una exposición sobre lo que es el milenio escríbanos y le enviaremos gratis el folleto “El milenio y el rapto de la iglesia”.
1916  Dentro de pocos años veremos el colapso total (del tiempo de los  gentiles) y el establecimiento completo del reino de Dios en manos del Mesías” (Russell,    Reimpresiones de “La Atalaya”, VI, Pág. 5950).
Comentarios: ¡Otra profecía fracasada!  En vano esperaron los Testigos el establecimiento del reino milenial después de la primera guerra mundial.  Nótese la contradicción sobre el tiempo de los gentiles.  Russell había dicho que el referido período terminaría en octubre de 1914.  En el 1916 hablaba de que, en efecto, seguía.
1917  “La gran guerra en Europa es el comienzo del Armagedón de las Escrituras” (Sermones del pastor Russell, Pág. 676).
Comentario: ¡Y los Testigos de hoy día aun esperan el Armagedón!
1918  El día 24 de febrero de 1918 el Sr. Rutherford, sucesor de Russell, pronunció por primera vez la conferencia “Millones ahora vivos nunca morirán”.
1920  “Basándonos en el argumento ya expuesto de que el sistema viejo de cosas, el mundo viejo, está feneciendo . . . y que se está acercando el sistema nuevo, y de que en 1925 resucitarán los fieles ilustres del pasado y comenzará la reconstrucción (o sea, el milenio, DS) es razonable concluir que millones de personas que ahora viven en la tierra estarán aun vivas en 1925.  Pues, de acuerdo con las promesas dadas en la Palabra divina, tenemos que llegar a la conclusión positiva e indisputable de que millones ahora vivos nunca morirán” (Rutherford, Pág. 97, “Millones ahora vivos”).
Comentarios: ¿Qué pasó en 1925?  ¡Nada sino el fracaso de las descaradas profecías de Rutherford!
¿Resucitaron los fieles de los tiempos pasados? ¡NO!
¿Se inició el milenio?  ¡NO!
Y, ¿aquellos millones que nunca morirían?  Pues, ¡ya han muerto!  Aquella generación de 1918, efectivamente, ha pasado De cierto, a los Testigos se les acabó el tiempo.
1929  Fue construida “Beth Sarím” (o sea, “Casa de los Príncipes”) en San Diego, California (E.U.).  Según se creía, antes del fin vendrían a morar en “Beth Sarim” Abraham, Isaac, Jacob y otros de épocas pasadas.  La casa fue vendida después de la muerte de Rutherford en 1942.

¿POR QUÉ, Testigos?
¿Por qué la vendieron?
1940  “Tal parece que el trabajo de testimoniar a favor de la Teocracia está para terminar en la mayoría de los países de la cristiandad” (Rutherford, “La Atalaya”, 1 de Sept. De 1940, Pág. 265).
Comentarios: ¡Esto fue dicho 36 años atrás!  Y, todavía siguen testimoniando los Testigos.  Dada la conglomeración de teorías que promueven, su trabajo es uno que nunca debiera haberse comenzado.  ¿Terminará ahora ya que sus profecías para 1975 cayeron a tierra?  Lo dudamos.  Tremenda organización mundial de esclavos tienen los dirigentes Brooklyn, y una imprenta enorme.  ¿Cómo podrían permitir que todo se esfumara?  ¿Qué el trabajo de décadas quedara en nada?  Astutamente buscarán cómo justificar la continuación de su obra nefaria.
1941  En el libro “Hijos” (Rutherford, Pág. 366)  Juan, uno de los personajes del libro dice a su novia: “Sin duda, se acerca Armagedón . . . Desde ahora en adelante le daremos toda la devoción de nuestros corazones a la Teocracia (Término más acertado hubiera sido “La Sociedad Watch Tower”, DS), sabiendo que pronto viajaremos juntos por la eternidad en la tierra.  Nuestra esperanza es que dentro de pocos años sea consumado nuestro matrimonio y . . . que tengamos hijos buenos que al Señor le traigan honor.  Bien podemos posponer nuestro matrimonio hasta que haya paz duradera en la tierra”.
Comentarios: Si Juan y su novia Eunice hubieran sido personas reales, ¡Todavía estarían esperando la consumación de su matrimonio!  El tendría 55 años de edad; ella, 53.  Y, ¿esos hijos buenos que querrían tener?  Pues, ¡no los tendrían jamás!  Cruel es el sistema religioso que, por medio de profecías falsas y alarmas huecas, desoriente a los hombres engañados llevándolos a rechazar el matrimonio, evitar tener hijos cuando su deseo sería procrearlos, suprimir su preparación académica, renunciar sus empleos y vender sus propiedades.  ¡Tal sistema es el de los Testigos!
1942  “El nuevo mundo está a las puertas . . . el tiempo es corto” ) ”El nuevo mundo”, Pág. 10).
1944  “Se acerca el fin del sistema mundano” (“Se acerca el reino”, Pág. 342).
“El desastre de Armagedón, más grande que el que cayó sobre Sodoma y Gomorra, está a la puerta” (“Sea Dios veraz”, Pág. 194).
1950  “El tiempo de Jehová ha llegado cuando, de manera definitiva, será    decidida la cuestión de la soberanía universal”.
1966  “Según esta cronología bíblica fidedigna seis mil años desde la creación del hombre terminarán en 1975, y el séptimo período de mil años de la historia humana comenzará en el otoñ{o de 1975” (“Vida eterna”, Pág. 29).
Y AHORA, ¿QUÉ?
Testigos, sinceramente a ustedes se les acabó el tiempo.
El tiempo de la generación de 1914 ya pasó.  Si no, favor de decirnos ¿cuánto dura una generación?
Pasó el año 1975 sin que fuesen cumplidas sus profecías.
Los dirigentes en Brooklyn los culpan a ustedes por haber esperado que vinieran Armagedón y el establecimiento del reino milenial en 1975. Pero, ellos, no ustedes, son los que escriben “La Atalaya” y “Despertad”.
Ellos, no ustedes, son los autores de esas profecías que fallaron.  De ellos aprendieron ustedes una doctrina errónea y los alentaron con vanas esperanzas.
Y ahora, ¿qué harán?  ¿Dejarán que los grandes de la Sociedad en Brooklyn sigan usándolos como a esclavos?  ¡Dios los libre!  Han tenido convicciones muy fuertes.  Por tanto, no les será fácil ver los temas de la Biblia desde otro punto de vista.  Sin embargo, desechando prejuicios y fanatismo, debieran hacer el esfuerzo.  Pueden ser cristianos, ni más ni menos, y pueden pertenecer al verdadero reino de Dios, es decir a la iglesia de Jesucristo.
Plan de la Salvación:
“Porque la paga del pecado es muerte” (Ro 6:23)

¿Quién puede salvarme?
“Cristo murió por nuestros pecados” (1 Co 15:3)

¿Qué debo hacer?
“A todos los que le recibieron los hizo hijos de Dios” (Juan 1:12).

¿Cuánto me ha de costar?
“El regalo de Dios es vida eterna en Cristo Jesús” (Ro 6:23)

Ministerios Audiolit

Los jovenes y lo oculto


Lo oculto se ha convertido en un componente común de los programas televisivos orientados a los Jóvenes.  La creciente exposición de brujería y otras prácticas ocultas ha aumentado la aceptación de estas prácticas por los jóvenes, quienes la ven como algo excitante, exótico y alternativas para evadir la religión, particularmente el Cristianismo.
Un estudio de adolescentes locales en Lexington (Kentucky, EU) por el diario el Heraldo en 1997 mostró que “existe una subcultura, cultura subterránea, “underground” que hacen culto a lo “gótico”, vampirismo y otras muestras de envolvimiento en lo oculto por los niños y adolescentes”.  Esta rebelión expresada en la Biblia, es la brujería, vampirismo y satanismo, entre otras prácticas ocultistas.
El estudio concluye que muchos signos de envolvimiento satánico en los adolescentes (tales como símbolos satánicos en libros o cuadernos, mochilas, calcomanías) es mucho más que simple y temporal rebelión contra las normas sociales. Los jóvenes están haciendo pactos con las fuerzas espirituales ocultas y los Padres de familia tenemos que estar alertas.
Un pequeño porcentaje de los adolescentes que muestran interés en símbolos ocultos, terminan envueltos dentro de prácticas ocultas serias, pero muchos de ellos abren puertas espirituales al hablar y practicar de lo que no saben.
Los Jóvenes y lo oculto: un ejemplo de lo peor que puede pasar: El estudio en el diario de Kentucky fue motivado por el asesinato de dos personas el 25 de Noviembre de 1996, por el líder de un culto vampírico adolescente llamado Rod Ferrell. Rod expresó haber sido inducido a lo oculto y rituales de sacrificios humanos por su padre y su primer padrastro. Además, tuvo más contacto con el vampirismo y lo oculto a través de un juego que en Estados Unidos tiene fama sobrenatural: Calabozos y dragones.  (*de los mismos distribuidores de Pokémon en Estados Unidos). Este adolescente comenzó adentrándose en las prácticas de ocultismo poco después del segundo divorcio de su madre, caminaba en cementerios por la noche, cortándose a si mismo y ofreciendo su sangre a otros, pretendiendo ser un vampiro de 500 años llamado “vesago”. Además de otros síntomas típicos de rebeldía adolescente (usar drogas y faltar a la escuela), Comenzó a envolverse en un juego  llamado Vampiro: La mascarada.   El juego consiste en hacer que los jugadores físicamente realicen acciones de los personajes del juego,  casi como si estuvieran en una obra de Teatro. Es decir, estaban practicando físicamente durante las sesiones del “juego”.  En esta etapa de su vida, este joven se relacionó con dos jovencitas y un joven, los cuales formaron un grupo.  Le llamaron el “culto al vampiro”.  En este grupo empezaron a practicar sexo en grupo y a beber sangre como parte de sus rituales vampíricos. Un día, asesinaron a los papás de una jovencita, para que ella pudiera seguirlos en el culto sin que nadie se opusiera.  Fueron capturados y sentenciados a muerte por el asesinato de esas personas.   El juez lo describió como “un joven hombre con disturbios emocionales, la prueba de que realmente existe la maldad en el mundo”.
Principales actividades ocultas que envuelven a los Jóvenes: El MOVIMIENTO GÓTICO. Iniciado en 1981 en Londres en un club nocturno llamado la cueva del murciélago.   Los seguidores del movimiento gótico, se visten de negro, con la cara pálida, labios y uñas negras, usan capas, son habitantes de la noche, quienes abrazan sacrilegios, rebeldes de toda religión, y muchos de ellos consumados poetas, artistas, músicos. Algunos de los grupos musicales que representan el movimiento gótico son “Depeche Mode”, “The Cure”, quienes crearon una música sintética inspirada por lo gótico, llenando con multitudes sus conciertos donde quiera que se presentaran.
El llamado movimiento gótico, se distingue por ser “contra cultural”, y cuyos miembros se describen así: “almas lastimadas que se sienten desarraigados de la sociedad, se sienten solos de alguna manera”.  Los góticos celebran la muerte, incluyendo la muerte de la esperanza y la humanidad para nuestra cultura.
VAMPIRISMO: Hay dos tipos de vampiros envueltos en lo gótico: el “vampiro metafórico”, que adopta costumbres tales como dormir en cofres o cajas, usan “colmillos”, y mantienen trabajos nocturnos.  “Los vampiros reales” son aquellos que beben sangre y exhiben muestras de psicosis.  Muchos cruzan las líneas entre los dos grupos, pero la mayoría de ellos son adultos con pocos ingresos, que “aparentan” vivir en un mundo de fantasía.   El diario Los Ángeles Times, describe al segundo grupo como “más allá de un estilo de vida”, estos practicantes evitan el sol a toda costa. Algunos beben sangre y practican rituales de magia.  Muchos claman poseer habilidades psíquicas. Algunos dicen ser atormentados por espíritus diabólicos. Muchos jóvenes que hacen esto, sólo están jugando, pero muchos de ellos pierden el sentido de la realidad,  y se dejan envolver por prácticas ocultistas en las que luego quedan atrapados, sin salida aparente. Muchos recurren al suicidio cuando creen que no pueden salir de eso.
BRUJERÍA: Una de las grandes campañas de mercadotecnia dirigida a los jóvenes, es la brujería.  Los jóvenes creen, realmente creen que pueden recurrir a la brujería para cumplir sus deseos personales.  La brujería es descrita así: “Una religión centrada en la tierra, enfocada a elevar la espiritualidad individual, la brujería no es, ni ha sido nunca, un vehículo de adoración satánica”. Esta descripción proviene de la bruja Silver Ravenwolf, de Estados Unidos.  En la brujería se adoran a muchos dioses, tienen rituales y festivales y celebraciones de las estaciones. El sincretismo de esta religión esta incluido dentro de las prácticas de la Nueva Era.  La brujería está en demanda de muchos jóvenes, particularmente mujeres en edad de secundaria.  En los libros de brujería, encuentran temas como “Encuentra como los misterios de la brujería pueden hacerte brillar”, “Comienza tu viaje en la ceremonia de los adolescentes en la búsqueda”, “Trabaja la magia con verdaderos encantamientos”, entre otros.  La oferta de encantamientos es mucha, y es una trampa en la que muchos caen: “Como recibir dinero”, “como recibir un carro”, “encantamientos en contra de los maestros para que los pasen en los exámenes”, “Para atraer el sexo opuesto”, “Para que alguien te llame” y para que “alguien no te llame”, entre otros.
Aunque todavía no llega a números alarmantes la cantidad de jóvenes que practican estas cosas, los cristianos deberíamos estar al pendiente del desarrollo de dichos movimientos en nuestra comunidad, y hacer lo que sea necesario para alertar a nuestros jóvenes y niños sobre las trampas de un enemigo real: Satanás.
Si tu hijo ha mostrado estas señales,  clama a Dios por su ayuda y protección, y haz todo lo que sea necesario para alejar a tu hijo de ese ambiente. Nada es más importante que la vida, y la vida fundada en los principios Bíblicos Cristianos, es la vida eterna.
¡Dios les bendiga!
Amén.

Quitando tu ansiedad


El problema de la preocupación es que comenzamos a decir: ¿Qué vamos a comer?  ¿Qué vamos a beber? ¿Qué vamos a vestir?  En otras palabras, ¿qué vamos a hacer si Dios no actúa a favor de nosotros?
En lugar de calmar nuestros temores y abandonar nuestras preocupaciones, comenzamos a impacientarnos e inquietarnos con las palabras que salen de nuestra boca, lo cual las hace arraigar aún más profundamente.
El problema, con esta manera de hacer las cosas, es que esta es la forma en que actúa la gente que no sabe que tiene un Padre celestial. Pero tú y yo sabemos que tenemos un Padre amoroso, así que debemos actuar como tales.
Jesús nos asegura que nuestro Padre celestial conoce todas nuestras necesidades antes de que se lo digamos.  Entonces, ¿por qué nos preocupamos por ellas?  En lugar de ello, debemos poner nuestra atención en cosas que son mucho más importantes, las cosas de Dios.
Busquemos primero el reino de Dios y su justicia; entonces todas esa otras cosas que necesitamos nos serán añadidas.

Así que no se preocupen diciendo: ¿Qué comeremos? o ¿Qué beberemos? o ¿Con qué nos vestiremos? Porque los paganos (gentiles) andan tras todas estas cosas, y el Padre celestial sabe que ustedes las necesitan. Mateo 6:31-32
 Joyce Meyer

¿Por qué mis oraciones no son contestadas?


“Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites” (Santiago 4:3).
¿Qué quiere Dios y qué quiero yo? Deberíamos hacernos esta pregunta siempre. La lucha que tenemos muchas veces es la siguiente: “Yo voy a orar por algo que no sé si es lo que Dios quiere”. Por ejemplo: “Señor, me gusta esa chica y quiero que ella me ame”. Esa es una oración que muchos adolescentes hacen, pero ¿estás convencido de que lo que pides es lo que Dios quiere? Tú deseas algo, pero: ¿Dios desea lo mismo que tú? Si crees que lo que estás pidiendo no es el deseo de Dios, es una señal de que tu vida no está sintonizada con Él. Por ejemplo, una buena oración sería: ¡Señor, ayúdame a cambiar mis malas actitudes!, porque sabes que Dios lo quiere así.
Santiago nos dice que pedimos pero pedimos mal, para satisfacernos a nosotros mismos y no porque estemos convencidos de que lo que pedimos esté dentro del plan del Señor. Ahora bien, cuando eso ocurre pasan algunas de las siguientes situaciones:
1º    No me siento bien, ni confiado, ni seguro delante de Dios. Eso no es sano ni bueno. Mi relación con Dios debe ser de completa confianza. No puedo tener áreas escondidas ni secretos. Todo debo exponerlo ante él.
2º    Estaré con dudas. La duda y la fe no pueden convivir juntas. Para la oración necesitas fe, no dudas. Eso es pecado.
3º    Tal vez pido para mi satisfacción personal. Eso es egoísmo. También es pecado.
4º    Esa oración no será contestada (Isaías 59:1-2).
Esas cosas impiden tu buena comunicación con el Creador. Dios no responde cuando el pecado se mete entre tú y Él.
Examina: ¿Cómo estás orando? Lo que vas a pedir, ¿le agrada a Dios? ¿Hay pecado que obstaculice?
No te imaginas cuánto es lo que Dios desea contestarte, hasta mandó su Espíritu para que te ayude a pedir. Pero debes hacerlo bajo las condiciones que Dios te da. Te envío un saludo grande. ¡Estoy orando por ti!
Gustavo Palizza

“Mi esposo no es cristiano”


En mi último viaje a México me llamó la atención una señora que me comunicó su desesperación por la falta de interés de parte de su marido en las cosas de Dios. Esta no ha sido la primera persona que abrió su corazón y me confió algo tan entristecido como la del cónyuge que no cree en Dios.
No importa los detalles; los conflictos espirituales en el matrimonio llegan a producir crisis en proporciones alarmantes. Si tu marido o esposa no cree, estás al tanto de esos desafíos.
La pregunta fundamental es ésta: ¿Hay esperanza de éxito en matrimonios entre creyentes y no creyentes? En la verdad, con la ayuda de Dios todo es posible. Pero en su mayoría el creyente en la pareja no sabe qué hacer. Algunos se han desanimado al ser ridiculizados por su compromiso en seguir a Cristo. Sabemos que eso no es correcto y que debe haber algo que se puede hacer.
Por eso, creo que la primera cosa que puede hacer la creyente casada con un hombre no cristiano, es conocer la perspectiva bíblica de su responsabilidad. Un hermano que estuvo en la misma situación, sugiere algunos principios que quizás le pueden ayudar: “La Biblia da a las esposas y maridos cristianos la responsabilidad de amar a su cónyuge,       con       un amor incondicional”. También tiene que dedicarse a él, orar por él y animarle. Pero no debe ser responsable por su situación espiritual. ¿Por qué? Porque la palabra de Dios no espera que sea. Tu cónyuge es responsable por su salvación. Punto final.
Aparte de eso, líbrate de todo sentimiento de culpabilidad. Satanás utiliza la culpabilidad y los sentimientos de fracaso y dudas de fe como trampas para quitarte del camino. El parece susurrar en tu oído estas palabras: “Tu tarea es muy difícil; tu marido o esposa se separará de ti si pones a Cristo en primer lugar en tu vida”. Pero debes resistir esas trampas de Satanás y deshacerte de los sentimientos de culpabilidad por tu marido o esposa por no ser creyente. No eres responsable por la situación espiritual de tu cónyuge.
Al concluir que sólo Dios puede cambiar a tu marido, te sentirás libre de la culpabilidad y podrás empezar a hacer otras cosas más productivas. Por ejemplo, en vez de insistir con tu marido o esposa que vaya contigo a la iglesia o que lea literatura cristiana, la Biblia enseña que hay maneras de influenciar a tu cónyuge para Cristo si sigues los siguientes pasos:
1. Usa tus frutos. Tus acciones dan el ejemplo. En vez de pagarle con la misma moneda con burlas que quizás estés recibiendo, demuestra tu bondad y tu compasión propia de una mujer cristiana. Debes seguir el ejemplo de Cristo en la manera en que trató a la mujer samaritana. El Maestro podría haberla condenado o avergonzado, pero no lo hizo. El Señor le enseñó misericordia y le ofreció un regalo inestimable: la vida eterna. El apóstol Pedro confirma que la mujer puede persuadir a su marido haciéndolo creer por sus acciones. Dice así: “Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas, considerando vuestra conducta casta y respetuosa” (1 Pedro 3.1-2).
2. Sé diplomática. Trata a tu marido con el mismo respeto que tratarías a una persona de afuera. “Andad sabiamente para con los de afuera, redimiendo el tiempo. Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno” (Col. 4.5-6). Debemos tratar a los de afuera o los no creyentes con compasión. No sea que por tus inversiones emocionales profundas en tu matrimonio no puedas utilizar métodos creativos de evangelismo con tu marido. Piensa cómo tratarías a un compañero de trabajo o a un vecino con quién quisieras compartir el evangelio. ¿Has considerado usar las mismas técnicas en tu matrimonio?
3. Ora con propósito específico. Tanto conocer las Escrituras como orar específicamente por la conversión de tu cónyuge son las cosas más efectivas que puedes hacer. Pide a Dios que te ayude a derramar el amor del Padre sobre tu marido o esposa (Rom. 5.5) y pide también su guía y valor para ti.
4. Evita trampas. No le lleves a la iglesia bajo pretextos falsos. Si los mensajes son evangelísticos y sabes que él se sentirá incómodo en el culto por no ser convertido, sería bueno advertirle de que se tratara o traerlo en otra ocasión.
5.  Actividades de la iglesia. ¿Puedes imaginar alguna actividad de la iglesia en que a tu marido le gustaría participar? Puede ser una serie de predicaciones, una campaña, o un seminario cuyo tema sea sobre el matrimonio y educación de los hijos.
6.  Incluye, no excluye. Es importante tener en mente que a pesar de las diferencias, tienes un compromiso con tu cónyuge y con Dios en cuanto al sacramento del matrimonio. Si guardas rencores y no eres cariñosa, entonces estarás enviándole un mensaje negativo. Sería preferible ser amable y considerada en vez de andar amargada. Este sería el mayor testimonio que le puedes dar.
Sobre todo, en el proceso de ganar a tu cónyuge para Cristo, ten en mente que Dios estará a tu lado siempre. El será tu protección, tu roca, mientras continúas en esa empresa tan difícil. Dios te ama a ti como ama también a tu cónyuge. Jesucristo dice así: “Así os digo que hay gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente” (Lucas 15.10).
El esfuerzo en convertir a un cónyuge a Cristo es grande, pero la satisfacción del resultado es mayor aun. Por lo tanto, no debes desmayar. Ten en mente siempre a Hebreos 10.39, que dice aquí: “Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma”.
La Voz Eterna

Cómo encontrar a tu verdadero Amor


Dos son las decisiones más importantes que cada persona debe tomar en su vida. Elegir a Jesucristo para obtener el perdón de pecados, la salvación del alma y la vida eterna, porque es el único medio para llegar a Dios (Juan 14:6).
La segunda decisión más importante que un joven o señorita necesita tomar es la elección de la persona que será su esposo (a). Esta decisión afectará el resto de la vida.
Si eres creyente en Jesucristo y deseas elegir la pareja ideal o el amor de tu vida, los siguietes principios te serán muy útiles:
Asegúrate de que tu novio (a) sea verdaderamente convertido (a)
Para asegurarte de que la persona es verdaderamente convertida, debes verificar si:
Confía en el Señor Jesucristo como su único Salvador (Hebreos 12:28).
Considera el pecado como ofensivo a Dios y lo combate y evita (2 Corintios 7:1; 1 Juan 1:8-9; 3:3).
No ama al mundo (1 Juan 2:15).
Ama a sus hermanos (Juan 13:34-35).
Toma la Palabra de Dios como su alimento espiritual (Mateo 4:4; Salmos 19:7-11).
Considera su vida como una oportunidad para cumplir con el propósito de Dios (Romanos 14:7,8).
Confía que su destino eterno descansa en Dios (Filipenses 1:21-24).
El matrimonio entre un creyente y un no creyente está prohibido por Dios (2 Corintios 6:14), porque el matrimonio no es solamente una unión física, sino también social, emocional y espiritual.
Asegúrate que el amor que se profesan es un amor verdadero
En la mayoría de los casos, los jóvenes empiezan una relación en base al amor interesado o egoísta. El Nuevo Testamento presenta la palabra “ágape”, como el amor divino. 1 Corintios 13:4 al 8 describe las bondades de este amor ágape. Lo maravilloso de la vida cristiana es, que este amor de Dios ha sido derramado en el corazón del creyente por el Espíritu Santo con el cual puede un creyente amar verdaderamente (Romanos 5:5).
Asegúrate de armonizar realmente con la persona a elegir como pareja
¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo? (Amos 3:3). Existen muchas diferencias entre todas las personas, y es necesario reconocerlas. Existen diferencias intelectuales, culturales, sociales, y aún físicas y espirituales. Estas diferencias pueden traer serias dificultades que impidan la comprensión y armonía en la relación conyugal. No se debe pasar por alto estas diferencias.
Asegúrate que tienen suficiente madurez
Madurez física. Muchos matrimonios realizados en edad temprana, terminan en el fracaso.
Madurez emocional. La madurez emocional motiva a que los jóvenes se ocupen de conocer mejor a la otra persona.
Madurez ocupacional. Si ambos todavía estudian una profesión, aún no están preparados para el matrimonio. El joven necesita recordar que es el esposo quien sustenta a la esposa y a los hijos (Efesios 5:29).
Madurez espiritual. La madurez espiritual tiene la virtud de involucrar los demás aspectos de la madurez (2 Pedro 3:18).
Asegúrate que es la persona elegida por Dios
El cristiano es llamado a vivir según la voluntad de Dios (Romanos 12:2), la cual es posible descubrir siguiendo los siguientes consejos:
Orar confiadamente (Juan 16:24; Filipenses 4:6 y 7). Estudiar la Palabra de Dios con expectativa (Salmos 119:105). Usar el sentido común, y no sólo el impulso de las emociones. Buscar el consejo de los padres o de los ancianos de la iglesia.
Caminar en plena comunión con Dios (Josué 1:8b).
Conclusión
La elección de la pareja es una decisión difícil de tomar y a la vez una de las más importantes de nuestra vida. Es tan importante asegurarte de que la persona que piensas elegir sea un (a) verdadero (a) convertido (a); que ambos tengan amor verdadero; que armonicen realmente; que tengan suficiente madurez; que sea la persona elegida por Dios. No es preciso apresurarse en una decisión tan importante, porque requiere tiempo, oración y meditación.
Eliseo Zúñiga

La Evangelización del mundo, una obligación


El corazón de la evangelización es decirle a un mundo perdido acerca de la muerte, sepultura y resurrección de Jesús (1 Corintios 15. 1-4). El evangelismo es la labor de la iglesia. El hermano George Bailey dijo una vez, en su propia inimitable manera, “La evangelización nunca será completa hasta que los evangelizados vengan a ser los evangelistas.”
La iglesia es la única organización en el mundo en el negocio de decir a otros acerca de Cristo. Jesús dio sus órdenes de marchar a la iglesia primitiva, cuando nos dijo:  id a todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura(Marcos 16.15). Poco antes de ascender para estar con su Padre y sólo unos pocos días antes del establecimiento de la iglesia en Pentecostés, Jesús dijo: “Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” (Hechos 1.8).
Nuestros primeros hermanos y hermanas en Cristo tomaron seriamente esas órdenes de marcha, y así debemos hacerlo nosotros también. Ellos glorificaron el nombre de Cristo a través del Imperio romano. Su magnífica obsesión fue decirle a todos acerca de Jesús todos los días (Hechos 2.46-47). Ellos dijeron:“Porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído” (4.20). Ellos estaban enfocados en su misión.
¡Ninguna maravilla que la iglesia primitiva creciera tan rápidamente! Aprendemos del libro de historia de la iglesia que ellos tenían conversiones diariamente (Hechos 2.47), en un tiempo corto su número creció de 3,000 (v. 41) a más de 5,000 (4.4), y su número multiplicado (6. 1,7).
Los primeros evangelistas fueron acusados de volver “el mundo al revés” (17.6) y sus bocas no podrían detenerse (5.42; 8.4).
Después de que Pablo dejó de matar a los cristianos y empezó a predicar el evangelio de la vida cambiante, él vino a entender que el nuestro es un “ministerio de la reconciliación” (2 Corintios 5. 18-21).
La iglesia está aquí para ayudar a un mundo perdido a encontrar la manera de volver a Dios. Hermanos, hemos sido ganados para ganar otros. Hemos sido salvados para ayudar a otros a aprender de la gracia salvadora de Dios. El corazón del cristianismo realmente es “un mendigo que ayuda a otro mendigo a encontrar pan.”
¿Por qué evangelizar?
La razón principal para estar involucrados en la evangelización es debido a un deseo apasionado de ser obedientes a nuestro Maestro. Jesús nos ordenó enseñar el evangelio al mundo entero (Mateo 28.18-20; Marcos 16. 15-16). Jesús también dijo, “Si me amáis, guardad mis mandamientos “(Juan 14.15). Algunos en la iglesia permanece comprometido a predicar la verdad, y así nosotros debemos estar. Ellos quieren asegurarse que nosotros permanecemos firmes, y deberíamos. Pero algunos gastan tanto tiempo para estar seguros que cada predicador, editor, maestro y congregación está haciendo todo a la manera que ellos piensan que debería ser hecho que ellos tienen poco tiempo para obedecer la orden del Señor de evangelizar.
Es vital para nosotros estar involucrados en el gran trabajo de evangelización porque los hombres están perdidos sin Cristo. Jesús dijo, ” Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí”(Juan 14.6). Sin Cristo los hombres no tienen esperanza: “En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo. Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo” (Efesios 2. 12-13).
Si realmente creemos que los hombres están perdidos sin Cristo, pasaríamos más tiempo enseñando el evangelio. Algunos en la iglesia se han convencido a ellos mismos que sólo los “sin iglesia” necesitan oír el evangelio.    Su   actitud   es que deberíamos dejar en paz a las buenas personas religiosas en el mundo sectario e ir a los que no pertenecen a iglesia alguna.
Pablo creyó que la gente que no obedece el evangelio de Cristo se perderá eternamente (1 Tesalonicenses 1.9).
Deberíamos estar involucrados en la evangelización debido al gran gozo que trae. Trae gozo al que ha sido salvo. Cuando Cristo fue predicado por Felipe a las personas de Samaria, trajo gran gozo a la ciudad (Hechos 8.8). Cuando el etíope fue bautizado en Cristo para la remisión de sus pecados, él “siguió gozoso su camino” (v. 39). Cuando el carcelero de Filipos y su familia fueron bautizados, él se regocijó (16.34).
El evangelismo también traerá regocijo al que está involucrado en enseñar. Pablo dijo a la iglesia en Tesalónica, “Porque ¿cuál es nuestra esperanza, o gozo, o corona de que me gloríe? ¿No lo sois vosotros, delante de nuestro Señor Jesucristo, en su venida?” (1 Tesalonicenses 2.19). Lo más importante, cuando almas son ganadas para Cristo, gran gozo llena el cielo. Jesús dijo, “Así os digo que hay gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente (Lucas 15.10).
Otra razón por la que deberíamos estar involucrados en el gran trabajo de evangelización es porque esto promoverá un espíritu de unidad en la iglesia. Pablo nos recuerda que debemos esforzarnos “en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz” (Efesios 4.3).
El cuerpo de nuestro Señor está fracturado. Como una iglesia estamos heridos. Si sólo pudiéramos concentrarnos en el trabajo que Dios nos ha llamado a hacer podríamos tener mayor unidad en la iglesia.
Debemos decir la verdad acerca de Jesús
En el clima ecuménico de nuestros días, es popular estar seguros de nunca decir cualquier cosa que pueda ser considerado controversial, ofensivo, severo o divisivo. La enseñanza bíblica concerniente a la salvación ha sido calificada por algunos, incluso en la iglesia, como una “barrera” para el crecimiento de la iglesia. Algunos grupos religiosos se enorgullecen en decir que nunca hablan de pecado o de la sangre de Cristo o de cualquier otro tema que podría tornar alejar a algunos de estas iglesias para “buscadores sensibles”. Algunos de nuestros hermanos están aparentemente obteniendo sus órdenes de marcha de estas iglesias en lugar de seguir el patrón del Nuevo Testamento.
Solamente decirle a la gente que Jesús salva sin decirles cómo ser salvo es inútil. Pablo dijo: “No me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree” (Romanos 1.16). El poder no está en nuestras palabras ingeniosas, no es de nuestro ingenio, no es de nuestro conocimiento o sagacidad educativa; el poder está en la Palabra de Dios. La única manera para un alma perdida ser salvada es por obediencia a la Palabra de Dios (Romanos 6.17; 1 Pedro 1.22).
Aunque debemos predicar la verdad en amor (Efesios 4.15), debemos asegurarnos de que predicamos la verdad. Nunca debemos excluir la una de la otra. Las palabras de Pablo son seguramente también apropiadas para nuestros días, cuando dijo: “Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias” (2 Timoteo 4.3).
Predicadores, ancianos, iglesias y escuelas de hoy que una vez se mantuvieron firmes en las enseñanzas de Dios concernientes a la salvación, así como la adoración de la iglesia, la organización de la iglesia, y el papel de la mujer en la iglesia, ahora han cambiado lo que una vez enseñaron. Algunos de los hombres que enseñaban que el bautismo es esencial para la salvación ahora dicen que un individuo puede ser salvo sin el —con sólo recitar la “oración del pecador”, o por aceptar al Señor en su corazón.
Pablo fue claro: “Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema” (Gálatas 1. 8-9). El evangelismo que excluye la verdad del evangelio a nadie puede traer a la salvación.
Pueda Dios ayudar a su iglesia a retornar otra vez al día cuando evangelizar era una prioridad. Podamos nosotros como pueblo de Dios tener un renovado celo y entusiasmo para contar las buenas noticias de la muerte, sepultura y resurrección de Jesús. Ahora es el momento de tornar nuestro mundo al revés.
—Jeff A. Jenkins Gospel Advócate