jueves, 22 de septiembre de 2011

¿Por qué mis oraciones no son contestadas?


“Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites” (Santiago 4:3).
¿Qué quiere Dios y qué quiero yo? Deberíamos hacernos esta pregunta siempre. La lucha que tenemos muchas veces es la siguiente: “Yo voy a orar por algo que no sé si es lo que Dios quiere”. Por ejemplo: “Señor, me gusta esa chica y quiero que ella me ame”. Esa es una oración que muchos adolescentes hacen, pero ¿estás convencido de que lo que pides es lo que Dios quiere? Tú deseas algo, pero: ¿Dios desea lo mismo que tú? Si crees que lo que estás pidiendo no es el deseo de Dios, es una señal de que tu vida no está sintonizada con Él. Por ejemplo, una buena oración sería: ¡Señor, ayúdame a cambiar mis malas actitudes!, porque sabes que Dios lo quiere así.
Santiago nos dice que pedimos pero pedimos mal, para satisfacernos a nosotros mismos y no porque estemos convencidos de que lo que pedimos esté dentro del plan del Señor. Ahora bien, cuando eso ocurre pasan algunas de las siguientes situaciones:
1º    No me siento bien, ni confiado, ni seguro delante de Dios. Eso no es sano ni bueno. Mi relación con Dios debe ser de completa confianza. No puedo tener áreas escondidas ni secretos. Todo debo exponerlo ante él.
2º    Estaré con dudas. La duda y la fe no pueden convivir juntas. Para la oración necesitas fe, no dudas. Eso es pecado.
3º    Tal vez pido para mi satisfacción personal. Eso es egoísmo. También es pecado.
4º    Esa oración no será contestada (Isaías 59:1-2).
Esas cosas impiden tu buena comunicación con el Creador. Dios no responde cuando el pecado se mete entre tú y Él.
Examina: ¿Cómo estás orando? Lo que vas a pedir, ¿le agrada a Dios? ¿Hay pecado que obstaculice?
No te imaginas cuánto es lo que Dios desea contestarte, hasta mandó su Espíritu para que te ayude a pedir. Pero debes hacerlo bajo las condiciones que Dios te da. Te envío un saludo grande. ¡Estoy orando por ti!
Gustavo Palizza

No hay comentarios:

Publicar un comentario