viernes, 26 de agosto de 2011

Asaf



Se llenó de amargura mi alma, y en mi corazón sentía punzadas.
Tan torpe era yo. Me tomaste de la mano derecha…
después me recibirás en gloria.

Salmo 73:21-24.


 

Asaf
        Este hombre vivió antes de la llamada era cristiana. Escribió varios salmos, entre los cuales está el 73, citado en el encabezamiento. Se hacía preguntas al ver a su alrededor personas a las que llama “arrogantes”, y quienes aparentemente tenían éxito en todo, mientras que él, aunque fiel, era probado. Podríamos hacer semejantes observaciones en nuestros días.

       Después de un “duro trabajo” (v. 16), Asaf se volvió con todo su corazón a Dios y… ¡su forma de ver las cosas cambió! Comprendió que el aspecto actual de las circunstancias no implicaba la realidad final: llegará el día en que el hombre rendirá cuentas a Dios, porque todo lo que los hombres hacen está escrito: “Los libros fueron abiertos… y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras” (Apocalipsis 20:12).

Entonces Asaf volvió a encontrar su tranquilidad y su gozo en Dios:

–Dios no lo había abandonado durante ese duro período: “Me tomaste de la mano derecha” (v. 23).

–Era su guía: “Me has guiado según tu consejo” (v. 24).

–Era su protector y su herencia eterna: “La roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre” (v. 26).

–Era su dicha desde entonces: “En cuanto a mí, el acercarme a Dios es el bien” (v. 28).

       En Jesucristo, el Hijo de Dios, tenemos un Pastor fiel para el tiempo presente y un Salvador perfecto para la eternidad. 

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