sábado, 27 de agosto de 2011

Un Fracaso Bien Devenido

Un Fracaso Bien Devenido

"Encomienda al Señor tu camino, Y confía en él; y él hará"
(Salmos 37:5).

Thomas Alva Edison registró 1.093 patentes. La mayor parte
de sus invenciones estaba por demás o casi imposible de
vender. Eran un fracaso. Pero, un hombre que inventó la
bombilla eléctrica y el gramófono, podía si dar el lujo de
muchos fracasos. Era tan desinteresado en los negocios que
perdió el control de las compañías lucrativas que fundó y,
mismo en tiempo de profunda crisis económica, él murió con
un patrimonio de 2.000.000 de dólares. Edison fue un fracaso
bien devenido.

Es obvio que aprendemos con nuestros fallos. Nosotros
también crecemos cuando fallamos. Pero, es necesario que
osemos fallar. Si estamos listos para fallar mucho,
aprenderemos bastante, pero, si nuestro orgullo no nos
permitir fallar, difícilmente alcanzaremos algún tipo de
éxito.

Muchas veces perdemos grandes momentos de alegría y
satisfacción porque somos rigurosos demás con nuestros
objetivos. Queremos ser victoriosos en todas nuestras
iniciativas y no aceptamos ningún error. Al experimentemos
una caída, a lo no percibir éxito en lo que hacemos, a lo no
ver resultado en la primera tentativa, desalentamos,
sentimonos fallidos, desistimos de luchar y no tenemos
coraje de recomenzar. Asumimos la posición de perdedores y
renunciamos de los sueños de felicidad.

Pero, existen muchos ejemplos que prueban lo cuanto estamos
equivocados. Edison es apenas un nombre entre cientos o
millares. ¡Una caída no es una derrota! ¡Un fallo no
significa fracaso! Un paso mal dado no impide que vengamos a
dar otros. Un fallo puede ser corregido. Aprendemos con los
errores, con las desilusiones, con las chascos. La
perseverancia siempre nos hablará al oído: "Usted no errará
nuevamente, no cometerá nuevos fallos, no verá nuevos
fracasos". Y, agarrando con mano firme la esperanza y la fe,
veremos, por fin, el porteo de todas nuestras conquistas.

Sus fracasos serán insignificantes cuando contemple el gran
éxito anhelado. Confíe en Dios, ¡Él ayudará usted siempre!

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